Consejo de salud 1. La salud, una cuestión de temperaturas: La Doctrina Térmica I
Este «consejo de salud 1» es el primero de varios artÃculos que voy a dedicar a la Doctrina Térmica ya que, además de la importancia de la misma, es uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta el «Método Cumbria Bienestar».
Ya Kuhne nos anunciaba: «No existe enfermo sin fiebre interna». Nuestra vida cotidiana nos lleva continuamente a afiebrar nuestro organismo, es decir, a calentar nuestro medio ambiente interno a través de la alimentación fÃsica (comida incorrecta), mental (preocupaciones) y emocional (miedos, etc), asà como a debilitar el calor de nuestra piel utilizando abrigos inadecuados e innecesarios. Este desequilibrio térmico entre el medio ambiente interno y externo es la causa de toda alteración funcional del cuerpo.
La Doctrina Térmica explica que las enfermedades y malestares son consecuencia de la llamada «fiebre interna» producida por la acumulación de impurezas (residuos, desechos…) en el organismo que generan diferentes manifestaciones convencionalmente bautizadas con nombre diversos: Dermatitis, cefaleas, cálculos, etc.
La historia de la salud está llena de aforismos llenos de sabidurÃa, cojamos a modo de ejemplo dos de los más célebres. -Ambos de Hipócrates; si bien, su autorÃa haya sido, a veces, atribuida erróneamente al haber sido utilizados por infinidad de personajes en diferentes épocas -.
«No hay enfermedades sino enfermos».   Â
«La Naturaleza es la que cura».
Si leemos con atención ambos, observaremos que el primero nos indica que en asuntos de salud el concepto de patologÃa es en el fondo un convencionalismo innecesario, y que el segundo cuestiona la necesidad y eficacia de la terapéutica.
Fue Manuel Lezaeta Acharán, quien por primera vez en la historia saca el problema de la salud del trillado campo de la patologÃa y terapéutica y lo coloca en el campo de la temperatura. Este nuevo concepto, llamado a conquistar terreno en el ámbito de la salud, vino a dar una fisonomÃa propia al Naturismo.
Básicamente, en qué consiste la Doctrina Térmica  Â
«Es la que nos enseña a mantener o recuperar la salud mediante el equilibrio de las temperaturas interna y externa del cuerpo»
¿Cómo se normalizan las temperaturas del cuerpo?  Â
El reequilibrio térmico se consigue afiebrando, es decir calentando, la piel de las personas y refrescando su medio ambiente interno.
¿Cuáles son las herramientas de la Doctrina Térmica?
Son varias y diversas. Hoy, haremos una breve referencia a una herramienta de gran efectividad para armonizar las temperaturas: Los contrastes térmicos.
Acciones y reacciones de los contrastes térmicos
a) Circulatoria: Aumenta el flujo de sangre en el sistema cutáneo. b) Térmica: Saca la sangre y el calor del interior hacia la piel. c) Eléctrica: Neutraliza las cargas negativas y aumenta las positivas. d) Nerviosa: Limpia y descarga las tensiones del sistema nervioso. e) Linfática: Estimula la red linfática y drena la de los tejidos. f) Nutritiva: Aumenta el flujo de la sangre entre tejidos y células. g) Depurativa: Limpia el medio ambiente interno. h) Inmunitaria: Estimula las células de Langerhans y aumenta los glóbulos blancos. i) Derivativa: Transfiere al exterior calor y sangre desde el interior neutralizando asà el «efecto invernadero» del medio ambiente interno. j) Reafirmante: Todo tratamiento de contraste térmico reafirma los tejidos y reduce su volumen. k) Termorreguladora: Fortalece el sistema termorregulador natural del sistema orgánico humano.
En resumen, podemos decir que con esta Termo ArmonÃa (armonización térmica) inducida de nuestro organismo conseguimos expulsar los diferentes venenos (*) acumulados en nuestro interior y, por tanto, una desintoxicación (*) del mismo.
La Doctrina Térmica fue presentada en el Congreso Mundial de NaturopatÃa de 1.947, celebrado en Nueva York y organizado por la American Naturopathic Ass. Desde entonces, ha sido el elemento del «Corpus Naturopaticum» de mayor influencia en el desarrollo de la disciplina naturópata.
En Cumbria Bienestar somos especialistas en la Doctrina Térmica. Te animo a que te vuelvas un apasionado de ella.
(*) Toxina viene del griego «toxikon» que significa veneno